viernes, 14 de mayo de 2010

Los comuneros

Fueron Bravo, Padilla y Maldonado.
En 1520 Padilla abandona Toledo para socorrer a Juan Bravo en Segovia, quedando gobernando sola la ciudad hasta la llegada del obispo Acuña.
Ambos ejércitos se vigilan mutuamente pero sin decidirse a atacar ninguno. Tras unos días de deliberaciones se impone la opinión de Juan de Padilla, partidario de replegarse hasta Toro, con el fin de reorganizarse.
El 23 de abril de madrugada salen los comuneros de Torrelobatón hacia Toro. El ejército real, que está pendiente de cualquier maniobra sale inmediatamente tras ellos.
Las pérdidas humanas comuneras ascienden. El resto se dispersa, son hechos prisioneros o perseguidos hasta las cercanías de Toro por los lanceros del Conde de Haro.
El 24 de abril tras un rápido simulacro de juicio y sin defensa alguna, Padilla y Juan Bravo son condenados al cadalso.
La sentencia se ejecuta de madrugada.
Antes de subir al cadalso, Juan de Padilla le dice a su compañero Juan Bravo unas célebres palabras que han quedado para la posteridad.
Horas después también es decapitado el salmantino Francisco Maldonado.
Al ser trasladado el cadáver de Juan Bravo a Segovia se forma un tumulto que tiene que ser reprimido con grandes dificultades por las autoridades.

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